Flores en la cama
Extendidas
sobre la cama parecen un mar multicolor, formado por muchos corales; son las
colchas de flores de la abuela. Pasaba horas sentada en su silla de cuero y
madera, la misma que heredó de su padre, con una cesta de retazos sobre las
piernas; tijeras, aguja y dedal en mano iba recortando y armando con fina
puntilla cientos de flores y moticas, o recortando cuadrados y rectángulos de
colores diversos que almacenaba como preciado tesoro.
Siempre
la sorprendía en las noches acurrucadita en la cama, murmurando sus cantos y
cosiendo a mano para espantar el insomnio. Sus finos dedos de costurera diestra
le iban dando formas, con precisión geométrica, a hermosas sabanas de retazos
que calentaban las noches de frío y que ella mostraba con orgullosa vanidad a
quien llegara a casa.
Al final
de sus muchos años a todos nos fue regalando una. Hoy, al verlas extendidas, me
doy cuenta que al azar iba armando mapas apócrifos, informes figuras que
parecen selvas, pero tibias. En ellas creo poder descifrar el secreto de los
pensamientos y de los sueños de la abuela, escritos con la punta de una aguja
sobre cientos de retacitos de tela.
Autor: José Marcano Carpintero